Luis Britto García publica la novela
Abrapalabra, con la que obtiene en 1979 el Premio Casa de las Américas, y el Premio Municipal de Literatura en 1980.
Abrapalabra es no solo una propuesta fundacional en el corpus literario venezolano y latinoamericano, sino también una obra mayor, que pertenece, sin duda alguna, a la constelación de novelas latinoamericanas que Ángel Rama denominó “catedrales narrativas”, tales como, entre otras,
Rayuela,
Cien años de soledad,
La casa verde,
Gran Sertón Veredas,
Yo el supremo,
El obsceno pájaro de la noche,
Terra Nostra y
Los detectives salvajes. Su riqueza y complejidad exceden cualquier clasificación, porque ella es simultáneamente “nueva novela histórica”, “novela total”, neobarroca, filosófica, testimonial, utópica, experimental, de lenguaje, metaficcional. De ahí que encontremos en las palabras de Salvador Garmendia las nuestras cuando afirma que
Abrapalabra es “Una proeza literaria”: “Nunca la literatura venezolana se había propuesto un programa de esas dimensiones ni el lenguaje había aceptado un reto tan crucial, tan definitivo como el que se plantea en cada página, en cada renglón de esta novela sin límites, sin principio y sin fin. (…) Una y mil novelas enfrentadas, paralelas, simultáneas, proyectadas hasta el infinito».
Catalina Gaspar