El cuento fantástico del siglo XIX es, tautológicamente, un cuento sobrenatural. Saqueó con vehemencia los nichos en donde reposaba el acervo extraño e insólito que hubo de cristalizarlo; puso al descubierto el fondo fantasmagórico que lo convertiría en un género de moda y, al mismo tiempo, en la pieza sobre la cual se levantaría una tradición cuentística de amplio desarrollo. De allí que todos los análisis emprendidos con el fin de evaluar su presencia en el proceso de la narrativa europea y latinoamericana, han recaído siempre en el catálogo de los temas y las formas mediante las cuales estos relatos provocaban –como un síntoma del malestar romántico y modernista contra las razones ilustradas, la ciencia positiva o el proyecto de la modernidad– el salto de un universo a otro. De igual forma, la narrativa sobrenatural de este lapso demostró las potencialidades del lenguaje para la creación de mundos, esto produjo, simultáneamente, un intenso trabajo reflexivo de parte de los propios narradores (ensayos, prólogos, notas), el cual puso de manifiesto una profunda conciencia sobre la responsabilidad de la escritura. Un estudio sobre el origen y desarrollo del relato fantástico latinoamericano debe referirse, también, a los variados aspectos involucrados en el establecimiento del género cuento, pues se trató de una formulación teórica simultánea. Carlos Sandoval